martes, 15 de junio de 2010

A propósito del "culto al avispado" de Juan Luis Mejía

El artículo del señor Juan Luis Mejía, rector de la universidad colombiana EAFIT, basado en ¡Que pase el aserrador!, cuento clásico de la literatura colombiana, es un excelente retrato de la cultura del atajo, del todo vale, que ha sido objeto del marketing político en el panorama político colombiano del momento. Como acertadamente apunta el señor Mejía, nuestro léxico abunda en palabras para describir al avivato, al pícaro: es un tigre, un águila, una fiera, y la víctima es un marrano, un bobo.

Bien vale la pena reflexionar un poco en esta subcultura, sin entrar a hablar de la mercadotecnia electoral actual, en la que el colombiano busca el camino más fácil, el facilismo, "la ley del menor esfuerzo" que con magistral sorna ridiculizaba el genial Jaime Garzón. ¿Quién es responsable? ¿La crianza que se le da a un niño colombiano sin importar su condición socioeconómica para saltarse la norma con tal de lograr su objetivo? ¿El sistema educativo? ¿Acaso la herencia histórico-genética de 500 años de explotación luego de la invasión española? ¿O los casi doscientos años de vida republicana, en medio de una independencia incipiente y malograda, transformada en dependencia del Coloso del Norte?



Paréntesis:
El ejemplo más patético de esta cultura del "todo se vale", se manifiesta en los ocho años de la Colombia ubérrima del presidente Uribe, quien exige resultados al Ministerio de Defensa en la lucha contra las guerrillas. Dicho ministerio se lleva buena parte del ponqué presupuestal en una nación de 44 millones de habitantes, de los cuales unos 8 millones malviven con 1 ó 2 dólares diarios, y hay 4 millones de desplazados por el conflicto (quizá esas dos categorías, desplazados y miserables se subsumen o una incluye buena parte de la otra). Como consecuencia de las políticas del gobierno, donde se premian los resultados sin importar el método, supuestamente se dejan más de 2000 bajas en la guerrilla que luego resultan ser civiles asesinados y disfrazados de guerrilleros por parte de militares, todo con tal de cobrar 2000 dólares de recompensa y una semana de licencia que ofrecía la Directiva 029 de dicho ministerio. Es el fenómeno llamado en Colombia como los "falsos positivos" para aludir a estas ejecuciones extrajudiciales, explicado en este documental de Felipe Zuleta: (parte 1, parte 2).



No hay respuestas concluyentes sobre el origen de este culto al avispado. Si bien se puede afirmar sin duda que la cultura del narcotráfico, enquistada desde hace varias décadas en nuestra sociedad cuando se pasa del contrabando al cultivo y tráfico de marihuana y de esta a la cocaína, acabó de destruir el sistema de valores. "Consiga plata honradamente mijo, y si no, consiga plata", es la consigna del traqueto, del sicario, de esa generación perdida que "no nació pa' semilla". ¿Cuántas generaciones se seguirán desperdiciando? Colombia tiene una deuda pendiente que saldar por la inequitativa distribución de la riqueza, solo basta consultar en Wikipedia los índices Gini para ver el abismo que separa a ricos y pobres en la empobrecida nación colombiana, siendo un país riquísimo en recursos naturales.

Por otro lado, el discurso del señor Juan Luis Mejía, mencionado al comienzo, apunta a la educación continua como una necesidad imperiosa de nuestros tiempos. Bien se dice que no estamos en una época de cambios: asistimos a un cambio de época. El tren del desarrollo y la modernidad, tan cacareado en nuestro país, puede estar pasando y no lo hemos abordado. Las cifras de estudiantes universitarios colombianos como porcentaje de la población, han ido bajando en Colombia mientras han subido en otros países andinos, como Perú y Bolivia. Además, el número de compatriotas con formación de doctorado es bajísimo. Son estos profesionales quienes pueden impulsar la ciencia y la tecnología en un país con tanto potencial dada su biodiversidad. En un informe reciente de COLCIENCIAS se planteó la
meta de formar 500 doctores anualmente, 300 en doctorados colombianos y 200 en el exterior. No sé en qué irá ese propósito. En 1994 se había planeado la financiación para educar como doctores a 400 colombianos cuando el país tenía 40 millones de habitantes, sin embargo se desistió del plan y solo se becó a una mínima cantidad de personas.

Según datos de Atlas of Science, en 2006, el 62% de la producción científica mundial se hacía en los Estados Unidos. Solamente la Universidad Autónoma de Barcelona produce más que todas las universidades colombianas juntas. Claro que habría que tener en cuenta según los expertos que muchos investigadores colombianos publican en revistas internacionales y con grupos de investigación extranjeros, por prestigio o porque fue donde hicieron sus estudios de posgrado, por tanto hay debilidad en los vínculos académicos nacionales. En otras palabras, es más común que un investigador de la Universidad Tecnológica de Pereira trabaje con sus pares de la Universidad de Sevilla que con los de la Universidad de Córdoba. Además hay que tener en cuenta la "fuga de cerebros" colombianos a centros de investigación de élite en países desarrollados, donde encuentran ofertas laborales que el mercado colombiano no ofrece.

"Usted está sobreperfilado para el cargo" dicen los jefes de personal colombianos a un aspirante con formación de avanzada. Siendo esto precisamente lo que requiere la empresa colombiana para salir del atraso científico y tecnológico, prefieren contratar a un técnico o tecnólogo para así pagarle la décima parte de lo que cobraría quien ostenta un título de doctorado o hasta posdoctorado. ¡Es muy avispado el jefe de personal de esa empresa! Le ahorró millones a la empresa, pero le hace perder la posibilidad de avanzar en términos reales, medidos no solo en un ahorro de nómina.


Referencias:

Mejía, Juan Luis (2010?) El culto al avispado


Del Corral, Jesús (1914) ¡Que pase el aserrador!


Curriculum vitae de Juan Luis Mejía.


Situación Actual de los Doctorados en Colombia: Análisis de Indicadores que tipifican características importantes. Bogotá, abril 2008.


Eltiempo.com (2009) ¿Por qué existen tan pocos doctores en Colombia?


Atlas of Science
 
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