jueves, 4 de noviembre de 2010

Regalías por explotación minera y desarrollo en Colombia

El gobierno de Juan Manuel Santos, presidente de Colombia desde el 7 de agosto de 2010, ha centrado la atención de políticos, analistas, inversionistas, medios de comunicación y la llamada opinión pública, en la redistribución de las regalías que perciben ciertas regiones del país, ricas en petróleo, carbón y oro, principalmente. El nuevo gobierno propone distribuir estas regalías, que en la actualidad ascienden anualmente a 6 billones de COP, unos 3256 millones de USD, no solo en los municipios mineros sino proporcionalmente en las demás regiones del país. También el presidente Santos propone invertir el 10% de las regalías en ciencia, tecnología e innovación (CTI), en un país con un gran rezago en esta materia en comparación con otros países latinoamericanos. Actualmente la inversión en CTI es del 0,21% del PIB, mientras en Europa es del 2% y en EUA y Japón alcanza un 3% del PIB.

No es un secreto para nadie que el mapa colombiano de riquezas mineras coincide con el mapa de mayor presencia de grupos armados ilegales como las guerrillas FARC y ELN y los escuadrones paramilitares de extrema derecha, llamados ahora "bandas emergentes" quienes desde hace décadas roban parte de estas regalías mediante contratos ficticios que firman con alcaldes y gobernadores corruptos. Un caso emblemático es el departamento occidental de Arauca, limítrofe con Venezuela, que debido a su riqueza petrolera bien podría ser la "Arauca Saudita" de Colombia pero que lamentablemente ha sido más bien "Arauquistán", por la corrupción en el manejo de las regalías por parte de políticos, guerrilleros y paramilitares. En el libro "Sin tregua" de Germán Castro Caycedo, se explica detalladamente el caso araucano.

El artículo 16 de la Ley 756 de 2002 fija el monto de las regalías que paga la explotación minera. Por ejemplo, en el caso de la extracción de petróleo, las regalías fluctúan entre 8-25% según la cantidad de barriles que se extraen del pozo, cuando antes eran del 50%. Con este esquema, nuestras riquezas se las llevan las multinacionales. Comparemos el modelo noruego donde las compañías privadas deben pagar el 60% de regalías por extracción de petróleo. Y en el caso del oro 4%, plata 4%, carbón 5-10% y níquel 12%, son unas regalías pírricas, que para nada compensan el gran problema ambiental que generan, además de que la población indígena y afrodescendiente se ve desplazada de sus territorios ancestrales por culpa de estas actividades mineras.

Si Colombia al menos duplicase el cobro de regalías a la extracción de petróleo, carbón, oro, plata y níquel, e invirtiese bien el dinero, protegiendo a los habitantes de los territorios y controlando el impacto sobre el ecosistema, tendríamos de sobra para acabar la pobreza que afecta al 45,5% de la población. Estos recursos permitirían generar empleo de calidad, construir vivienda digna, dar salud y educación a millones de ciudadanos desposeídos. Eso sería un paso definitivo para alcanzar la paz con justicia social, en el tercer país más desigual del continente americano.
 
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